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Xita Sánchez-Andrade

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Xita Rubert

 

Xita Rubert
Escritora

Teníamos muchas ganas de conocer a Xita desde que leímos su última novela Los hechos de Key Biscayne. La magia de su obra está en lo que no se cuenta, y es que en sus libros hay mucho más de lo escrito con palabras. Encontramos personajes carismáticos que se ven envueltos en pintorescas tramas y situaciones cotidianas en las que resulta fácil reconocerse.

Quedamos con ella justo unos días después de Sant Jordi. Nos recibe en su casa de Barcelona con una sonrisa que nos acompañará el resto de la jornada. En su hogar encontramos miles de libros, un retablo heredado de Santo Tomás de Aquino y el premio Herralde de novela 2024.

 

 



NT — No podemos dejar de pensar en tu biblioteca, una mezcla de libros tuyos y obras heredadas.¿Cómo es crecer rodeada de tantos libros?

 

Xita — Cuanto mayor me hago más extraordinario me parece: haber crecido en casas con libros, tanto la de mi madre como la de mi padre. Ahora que mi padre ya no está, he fusionado su biblioteca con la mía, y es como si pudiese acceder a su alma tras la muerte: a veces cojo un libro y veo sus subrayados, sus notas en los márgenes, y es como si continuase nuestra conversación.


NT — ¿Cuáles han sido los autores, obras o géneros que te han marcado cuando comenzabas en la escritura?

 

Xita — Desde muy pequeña armaba historias ficticias donde mis amigas, profesoras y familiares eran los personajes, y de algún modo mi primera “lectura” fue mi propio entorno, no los libros. Pero entonces descubrí la literatura y mi escritura se transformó. Recuerdo lecturas de Dostoievski, Ibsen o Platón en la preadolescencia. Poco después me topé con Alice Munro, Clarice Lispector o Herman Melville. Los bichos raros, los inclasificables, los oscuros y cómicos a la vez: esos son mis autores.

 

 

 

 

NT — En plena era digital, nos encanta escuchar que tus manuscritos los redactas a mano. ¿Por qué eliges hacerlo así?

 

Xita — Empecé a hacerlo de forma intuitiva en el instituto, cuando todo se digitalizaba: nunca entendí el sentido de tomar apuntes en el ordenador, de introducir pantallas cuando el aprendizaje sucede a través del ejemplo personal, de la comunicación humana. Tuve la suerte de tener algún buen profesor, totalmente analógico, y a mis veintiocho años sigo siendo bastante ludita, sí.


NT — ¿En qué está trabajando ahora? ¿Algún nuevo proyecto que nos puedas avanzar?

 

Xita — Trabajo en mi próxima novela y estoy ideando mi primer libro de no ficción. Pero son procesos largos de los que puede decirse muy poco al principio porque van mutando. Lo importante es escuchar a cada libro, ser fiel a la historia que el propio libro quiere contar, y para escucharlo bien no puede imponérsele mucho de antemano.

 

 

 

 

NT — ¿Cómo definirías tu estilo? /¿Cómo categorizarías tus obras?

 

Xita — Eso no me corresponde a mí, pero diría que siempre tienen algo engañoso para quien busque blancos y negros en vez de grises. Mis novelas penden de la voz narrativa, y esa voz tiene tanto que decir como que ocultar. No me atraen los narradores que hablan desde la transparencia o la moral, intuyo algo falso ahí. Prefiero el misterio, la honestidad de lo enigmático, lo translúcido más que lo lúcido.

 

 

 

 

 

NT — ¿Qué te gustaría que trascendiera de tu obra? ¿Cómo te gustaría que trascendiera tu obra?

 

Xita — Me alegraría si una sola persona, de vez en cuando, encontrase belleza o verdad en mis historias.

 

NT — Algún consejo para alguien que se esté iniciando en la escritura.

 

Xita — Leer libros y rodearse de personas que ensanchen el reducido mundo propio.

 

 

Ahora las clásicas:

 

NT — Un libro.

Xita — Seymour: Una introducción, de J.D. Salinger


NT — Una película.

Xita — Some Like It Hot, de Billy Wilder


NT — Un lugar.

Xita — Sant Martí d’Empúries